Estoy algo cansada de escuchar la palabra miedo. Me cansa porque me preocupa quien la dice, porque me preocupa la gente en general. Y he aprendido a cruelmente dividir a quien conozco en dos grupos: los que tienen miedo y lo vencen y los que se acurrucan en él como si fuera su kriptonita. Nah, no soy cruel es la verdad.
¿Dónde me catalogo? Creo que todos de algún modo tenemos una kriptonita, algunos tienen miedo al abandono pero son muy buenos en el área de los negocios, de cerrar ventas, de triunfar profesionalmente. Otras personas son hogareñas y con una pareja estable y les da miedo hasta hacer un viaje solos si les pagaran todo a París o a donde fuera. Unos dicen: que tonto que no se anima, pero no sabemos cuál es la historia de la herida de su imposibilidad.
Así que aún catalogando fríamente le meto calor diciendo: no conozco las heridas que impiden a las personas por lo tanto no puedo emitir veredicto alguno porque ni soy juez. Así que bueno, no sé, me dio por pensar en el miedo estos días.
El miedo en muchos sentidos. Hay quienes tienen miedo a fracasar, hay quienes tienen miedo a tener éxito, y unos no entenderán a los otros. Y pensé en vidas ajenas porque he observado más que hablar últimamente y eso es raro en mí. De algún modo extraño y no es porque me tome las cosas a personal pero deseo que a las personas les vaya bien. Y ya entendí que no puedo arrancarles sus miedos o sanar sus heridas o no sabrán la próxima vez cómo sanarse y les privaría el derecho de aprender del miedo. Porque si lo vemos de una manera positiva, el miedo es un reto y qué mejor que cada quien tenga su medalla.
Pero por otro lado no quiero quedarme callada. Quiero gritar. Como gritamos en el estadio: ¡Sí se puede! Y en lo que a mi experiencia respecta, es increíble cuando estás del otro lado del miedo y puedes verlo pequeñito cuando lo superas. Cuando dejas de darle poder porque tus sueños son un motivo mayor.
Y aquí estoy, haciendo una catarsis contigo.¿La misión? Lo primero, me gusta escribir lo que siento, y lo segundo, abriendo una ventana para que te animes, porque como dijo Steve Jobs, sólo los que están lo suficientemente locos para cambiar el mundo son los que lo logran. Y mi herramienta son las letras… aquí te las dejo.