Despertamos tantas veces que se nos olvida amanecer. Tal vez nos quejemos de la rutina pero puede ser que en el fondo amemos lo que estamos haciendo pero se nos olvida, sólo abrimos los ojos pero no vemos y nos levantamos pero no estamos de pie. Todos nos despertamos pero no todos desarrollamos la capacidad de amanecer.
La vida no es otra cosa más que vida y cuando se amanece se reconocen como oportunidad cada segundo de las 24 horas. Es algo que aprendemos, olvidamos y luego retomamos, no sólo una vez se aprende a caminar, a veces necesitas volver al inicio, al principio de las cosas, a darte cuenta de lo que verdaderamente importa y que la mayoría de las cosas que nos preocupan si las analizamos no son esenciales. Lo que vale es que tú y yo hoy tenemos vida y lo que hagamos con ella define tu historia y la mía.
Buda decía «El problema es que piensas que tienes tiempo», y con ese tiempo infinito que creemos arrogantemente poseer dejamos las dulzuras para mañana. Y por dulzuras no hablo de mieles y te quieros, sino de caminar hacia el pasillo del psicólogo, a la valentía del perdón, a la puerta de un amor que todavía quieres tocar.
¿Qué día es el específico para hacerlo? ¿Cuál es el momento ideal? El menos esperado: el ahora. Si esperamos a que las circunstancias estén a nuestro favor para enderezar nuestra historia o correr a los brazos de quien deberíamos estar encontraríamos peros aunque las señales estuvieran presentes, porque aquí el único que posterga es el ser humano. El sol sigue saliendo esperando para que lo que deseas hacer ocurra.
Bueno eso es lo que he pensado ahora que cuando despierto luego medito por eso amanezco. Es cuando hago conciente las zarandeadas de la vida que me ubican en vez de atormentarme. Es cuando dejo de ser zombie y escucho al universo en vez de una sarta de sandeces que sólo me confunden aunque la confusión sea parte de la vida.
Nadie puede jugar más contigo que tu propia mente. Las suposiciones, inseguridades que nos hacen perder oportunidades, escalofríos de tomar decisiones que aunque son para mejoría pero nos dan pavor.
Y así hechos bola vuelvo a lo mismo: ¿Cuándo será el día? ¿Cuál será la señal animadora? ¿Quién vendrá a decirme que ya es tiempo? Tal vez es hora de ser el héroe de tu propia historia. Y no, no pienses lo que estás pensando porque nunca es tarde, si estás leyendo esto tienes vida como yo y eso te da el pase de salida para donde tu corazón desea dirigirte… dale la oportunidad a tu alma, que está dentro de tu cuerpo, de encontrarse con ese amanecer que tanto te mereces.
Repítelo en tu mente y mira que bonito se oye «Te lo mereces», mereces lo que deseas, estás aquí para ser feliz. Date una oportunidad.