Mi mente ha dado tantas vueltas que si fuera planeta ya habría pasado por las cuatro estaciones del año en menos tiempo que la Tierra. Y es que una mujer como yo se está replanteando su posición en el mundo y cuesta trabajo. Redefinirme, reinventarme y dejar el pasado donde pertenece es algo que de pronto me ha hecho pasar malos ratos aunque buenos cimientos. Y es que de todo este embrollo descubro que al menos me encuentro en la vida sin – según yo – dar pasos en falso.
¿Cuál es mi problema? Me pregunto en las noches cuando hago un recuento y descubro que todo va bien en mi vida, que mi papá tiene salud que yo más o menos pero al menos ya supe qué tenía, mi chamba me gusta… ¿qué es lo que en la noche me aprieta el estómago? ¿Les pasa a los demás? Y entonces es cuando se me sale un: ¡Dios ayúdame!
¿A qué quieres que te ayude? Seguro me diría y lo peor de todo es que no sé qué contestar. En realidad es que espero algo grande de la vida y aunque sé que la vida misma es un milagro espero tantas y tantas cosas y mi imaginación gira todavía más rápido que yo en busca de: 1.-un acontecimiento gigantesco 1.- Un milagro 3.- Dos milagros. ¿Por qué uno nomás?
Espero mucho, espero mucho de mí y de la manera en la que me gasto mi tiempo. Y sin tratar de ser exigente conmigo por las noches me cuestiono si estoy haciendo lo correcto para que eso suceda.
Dentro de todo esto sé – por experiencia propia – que los logros enormes se logran con cosas pequeñas todos los días… no es algo así como así. Y me da gusto porque es bonito ver cómo se construye con esfuerzos algo, porque si de algo estoy segura es que nada ha sido de golpe, todo en mi vida ha sido un pequeño construir…
Entonces mi pregunta es ¿Esto haciendo las pequeñas cosas necesarias? A veces siento que el día no me alcanza, que me agoto antes de que se acabe o que al irme a dormir me doy cuenta que todo lo que hago en el día son las cosas urgentes y se me olvida construir mi pequeña eternidad.
Me voy con mis amigos, me distraigo, voy al súper… por cierto ayer fui. Sentí ganas de llorar, no sé si porque era domingo o porque me acaban de quitar lo que más quería… lácteos. Sí amigos míos, el requesón, la panela, el “yobur”…
No quiero contar esta tragedia pero tengo que hacerlo: pasaba por los refris y sentí cómo a veces uno se va despidiendo de cosas que a uno la hacían feliz pero que después hacen más daño que bien y por estar bien decido dejarlas. Se necesita ser valiente para hacer eso sobre todo cuando se trata de personas y no alimentos.
Y sí, he estado hecha bolas pensando en cómo voy a construir mi gran eternidad, tal vez preocupándome más por el futuro que lo que debería pero a veces me siento tan sola – sé que no estoy pero a final de cuentas nadie ha vivido mi historia, estoy sola, acompañada en ella. – En fin, me siento una unidad de esas que había en la escuela de “unidad”, “decena”, “centena” eran cuadritos, las decenas venían juntas en una línea y la centena un cuadro grande… que delicia ser centena, pero bueno, nos tocó ser unidad… y como tal, necesito funcionar, necesito recordarme que ser unidad es increíble y esas cosas del mundo mundial.
Valorar lo que tengo y ver lo que es el presente, me enterco en planear un poco lo que será de mi vida asegurando pertenecer a ciertos grupos que me hagan sentir existente, centena, o buscar esos hobbies que podrán hacerme feliz para siempre. Aunque no sé si el siempre existe como tal.
Todo esto pensé mientras estaba en la corredora oyendo el playlist de spotify de “¡Buenos días mundo!” intentaba por lo menos hacer mi parte y así empecé a sudar, sabiendo que al menos estaba haciendo algo por mí un lunes, que es la suma de la semana, que hace la suma de los meses que nos hacen hacer grandes cosas…
Después en la regadera pensaba ¿Por qué me preocupo tanto? ¿Cuál es mi necesidad de tener que comprenderlo todo?
Y es que a veces me subo a un carrusel del que luego no puedo bajarme y no sé por qué necesidad me subí. Y bajarte de un sistema en el que vives muchas veces es doloroso y te trae más soledad aunque sabiendo que no es un buen sistema para mí ¿Por qué seguir? Y es por eso que estoy redefiniendo mi posición en el mundo. Me bajé de todo carrusel en el que estaba y sólo estoy: pensando.
Tratando de construir un nuevo sistema de vida que me sea más saludable, que me de más vitalidad, que me recuerde lo que verdaderamente amo y me hace sonreír. Y heme aquí escribiendo porque necesito hacer lo que me gusta en un rinconcito del tiempo que sea sólo para mí.
Es difícil replantearte la vida que llevas, pero no me baso en hacer lago por “difícil” o “fácil” sino porque me regale más plenitud y pueda comerme más deliciosa la vida aunque por el momento sea sin lácteos jaja.