Pareciera una pregunta obvia pero no porque algo sea aparente va a dejarse de cuestionar…
Miro a mi alrededor y casi nadie se ha escapado de una relación donde ahora la platican como “no me reconozco, no sé qué me pasó” y sucede hasta en los mejores coeficientes, en las almas más sexys o en una amiga tipo mega bien. Al final de cuentas ¿Quién no se ha desvanecido por andar de bien intencionado?
No es específico de un género querer consentir a tu pareja cuando se están conociendo porque “estamos en campaña”. Y buscando que todo sea miel hacemos mecánico evitar cualquier circunstancia con sabor amargo. ¿Cómo “pa qué peliar”? Pero la verdad es que – y por eso puede sucederle hasta a alguien muy listo – en ese momento es difícil reconocer la delgada línea entre consentir y disolverse ante tanto amor.
Después, cuando ya queremos hablar al respecto, nunca encontramos un momento para decirlo. Siempre hay un bautizo o un cumpleaños a la vuelta de la esquina, o que tal ese viaje tan esperado o viene navidad. Nuestro corazón piensa inocentemente “¿Cómo arruinarlo por mi tontería?” Tal vez el primer desacierto es llamarlo así. Nada que te quite la felicidad es una tontería. Punto.
Ese detallito que no te gustó, esa burlilla piadosa, esa desconsideración inocente, ese descuido “cashi shin querer”, esa falta de atención… todo pude mencionarse para subirlo a la mesa del diálogo. Al final, el objetivo es apreciar las áreas de oportunidad más allá que andar echando culpas. Y claro, dice la frase sabia “elige tus batallas” y es cierto, no vale la pena pelear por cualquier cosa, pero no estamos hablando de pelar, sino de mencionar lo que no te gusta para que precisamente después no exista una pelea.
El chiste es que en la relación esté pareja, si no, no se llamaría así: pareja. Lo padre sería que llegara el punto en el que cada persona pudiera identificar los intereses de la otra y puedan velar por ellos porque precisamente la vida en pareja implica que no sea individualista la cosa.
Pero en un principio es una responsabilidad personal dejar en claro cuáles son los nuestros intereses porque – aunque los científicos estén trabajando en ello – todavía nuestras parejas no leen la mente.
Y a todo esto ¿En qué momento dejamos de existir?
No es un día o un momento en específico, es suave y lentamente con decisiones pequeñas. Desaparecemos en los detalles… sutil como desconsideraciones que después se vuelven normales y ya no las entendemos como tal, sino que nos anulamos cuando eso que nos lastima se vuelve parte de nuestra normalidad por permitirlo. Desacierto número dos. Y lo extraño de todo esto es que casi el 100% de las personas que estuvimos ahí pensamos ahora “¿Si es algo que no quería por qué accedí?”
Lo bueno que tenemos a nuestro cuerpo de aliado y a veces él suele manifestarnos algunos síntomas. Si a) Tenemos el corazón incómodo, o b) el estómago nos duele de nervios y además c) estamos malhumorados sin razón aparente y d) en las noches nos sentimos inseguros o nos culpamos pensando que no somos lo suficientemente seguros en nuestra relación entonces e) aquí hay gato encerrado. Y la cosa aquí es que no es la mejor manera intentar calmarnos llamándonos “intensos” y a la mañana siguiente tratamos de olvidarlo a besos. Como dijo molotov, hay que arrancar el problema de raíz.
Si no creemos que la persona está sacando lo mejor de nosotros y haciéndonos sentir naturales y con esa chispa que nos caracteriza, ese es otro síntoma y ojo, es importante hacer consciente estos puntos porque aquí nadie nos está haciendo daño, somos almas libres permitiendo situaciones que tal vez nos apagan nuestra luz. Y nuestra luz es lo más, más, más sagrado que tenemos.
Así que la cosa es simple, dejas de existir en una relación siendo cómplice de actos que no te hacen feliz. Uno tras otro, y peor aún y desacierto número tres: Además de no hacernos felices fingimos que sí lo hacen. Y aquí viene el desacierto número cuatro: Pensar que obtendrás algo a cambio después. Así empecé a ver una trilogía de unas películas que ni sé a la fecha de qué tratan. #PasaHastaEnLasMejoresFamilias
Es decir:
“Si para amar debes perder tu identidad personal, tu esencia, lo que te determina como persona, mejor no ames; escapa lo más lejos posible…”
– Walter Riso
Y claro que es difícil identificarlo cuando la persona en cuestión está “bien buena” o tiene unos ojos verdes de ensueño o es un “hijo de familia”. No te dejes llevar por la envoltura, al final lo que cuenta es si el dulce es dulce.
#DiosMio y ahora ¿Qué hacer con toda esta información?
Despacio que llevamos prisa. Una vez identificado ciertas facetas en las que dejamos de existir – por voluntad propia – en la relación, nos queda actuar sobre los siguientes diez puntos que no son sino una recopilación de voces de mujeres y hombres que vivieron lo que tú y yo también en su momento.
1.- Las cosas por su nombre. Existen anuladores y anulados pero ninguno es forzado así que hay que abrir los ojos para darnos cuenta quiénes somos en la relación. Este blog también sirve para los que anulan, hacer consciente este tipo de actos nos generará más empatía con nuestra pareja. ¿Oye amorcito leí el blog de Lucía la de Flor y te quería preguntar si alguna vez has sentido que dejas de existir en la relación? #SeValeDarseCuenta
2.- Si no te parece levanta la mano. Ten el valor de decir lo que te molesta porque hay ciertas “mañas” en el amor que si no levantas la mano en su momento te trastornarán mientras no lo hagas. ¿Puedes vivir con ellas o tienes el valor de levantar la mano? Muchos divorcios al final de cuentas resultan ser por “cosas pequeñas” que se dieron cuenta que no eran tan pequeñas. Así que ten de tu lado la herramienta que todos dicen que es la más útil: La comunicación. No tienes que armar una guerra, yo soy de la idea de la paz, de hacer entendernos, con los temas que sean, incómodos, sexuales, no tengas miedo.
3.- Trabaja en tu amor propio. Ese será siempre el radar más efectivo para existir en cualquier tipo de relaciones. #FinDelComunicado
4.- Nunca es tarde para ser feliz. Si para lograrlo se necesita reestructurar algo que necesita ser reestructurado, no importa la edad que tengas o los años que lleves en la relación. No importa si tu pareja te dice “¿Por qué hasta ahora me dices eh? ¡Poooorqueeee!” Porque necesito ser feliz, dile eso.
5.- Observa si al otro le importa. ¿Qué tanta importancia le da tu pareja a los temas que te incomodan? Observa. Lo que buscamos es que si a ti te importa algo a tu pareja le importe porque te importa. Mientras expones tus ideas fíjate si la otra parte tiene esa apertura para validar tu opinión y para desear que tú estés bien. No ayuda un “pero si siempre han sido así las cosas” ayuda un “No sabía que esto te hacía sentir así y ahora lo estoy viendo”.
6.- No te hagas el o la cool. Hoy en día somos especialistas en esto para aparentar fortaleza y no parecer intensos o vernos “needy” o poco maduros. Pero seamos sinceros ¿Cuánto tiempo podemos fingir? Es algo así como estar aguantando la respiración bajo el agua, tarde o temprano tienes que sacar la cabeza. No pretendas ser algo que no eres. A mí me ha pasado incluso que pretendo ser algo que quiero ser o a donde quiero llegar entonces comienzo a portarme así pero mi inmadurez me delata así que no vale la pena. Juega en el nivel que te corresponde y no tengas miedo de decir “soy inmadura en esta área.” Además #EsSexySerVulnerable
7.- Repite conmigo: No existe la relación perfecta. Las películas, la publicidad y los libros nos meten a la mente “The perfect picture relationship”. Y a veces eso nos puede confundir con el hecho de no existir. Creemos que no existimos porque no nos está pasando la escena del avión de la película y eso es anular al otro. No dejar ser a tu pareja porque tienes a Mr. Darcy en el cerebro te dará como resultado puras decepciones. ¡Déjalo ser! Los hombres son conquistadores por naturaleza y si te aman se volverán creativos además ya tienen la cualidad principal: son reales. Son seres hermosos que quieren estar a tu lado y no en páginas o largometrajes. Deja el cuento de hadas y vive los momentos alegres, los tristes, los recuerdos increíbles y los no tanto. Es como la vida, hay días de todo.
8.- No siempre debes ser tú quien busca la solución de los problemas. Es ahí donde te das cuenta qué tanto aporta cada quién para la prosperidad de la relación. Todo es cuestión de equilibrio. Si notas que tu pareja no tiene esa misma prioridad de resolver las cosas para el bien de la relación: Ojo. Porque con el tiempo serás la president@ de colonos encargado de arreglar todos y cada uno de los problemas, incluso los que no son creados por ti.
9.- No culpes, eres libre. Si elegiste anularte o anular es una decisión. Nosotros decidimos cambiar un poco de nuestra identidad a cambio de compañía o ser egoístas y desaparecer esa luz en la otra persona que ahora extrañamos. Es bonito darte cuenta que tu personalidad es tan valiosa que no puede comprometerse con nada. Al ser libres nosotros elegimos, así que antes de criticar a un ex piensa “formó parte de mis decisiones”. ¡Hónralas! De ahí emanan todos los conocimientos y aprendizajes más profundos que ahora sabes.
10. ¡No ignores este tema! Es una realidad que pasa y eso nos ayuda a entender al otro y a nosotros mismos y es algo que se agradece, si te gustó este blog:
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Todos merecemos tener una pareja que nos ame tipo bien.
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