Primera regla para los amantes de la vida: Entender que por más que seamos los protagonistas y los “chichos” de la película, el universo también es co-escritor de la misma.
Por: Lucía la de Flor
Es de personas tener todo planeado desde niños: seré astronauta, maestra, tendré tantos hijos y luego se agrega betún al gusto a cada sueño cuando se es adolescente. Al final sabes que te hiciste adulto cuando tienes la suficiente madurez de aceptar que tu plan A no llegó en la cartita de Santa. (Excepto por Kate Middleton… Kate, si estás leyendo, este blog no es para ti, te llamo luego).
En cuanto a nosotros, comparto mis dos hipótesis:
1.-Tal vez –dije, tal vez –el ser humano está diseñado para fracasar en su plan A.
2.-Tal vez el ser humano no ha aprendido que a diferencia de Lindsay Lohan, no nos mandamos solos. Es decir, las personas hemos olvidado incluir al destino, al universo entero y a lo que quiere el vecino en sus planes.
3.-¿Ven que dije que tenía dos hipótesis y ya voy en la tercera? Mi hipótesis número tres es que así es la vida: varía.
4.-El pensar y sentir número cuatro y mi fav: ¿Quién carajo dijo que el Plan A es el mejor sólo por tener la cualidad de ser el primero? Ya en serio digan ¿Quién?
Y es que:
Nos entercamos con lo primero que vemos porque somos impacientes o no tenemos en esos momentos la visión completa del panorama pero tal vez nos hace falta encontrarle placer al hecho de que la vida es un rompecabezas con las piezas escondidas.
Al final descubriremos que:
a) Si nos contaran la vida al revés, todo tendría sentido.
b) El primer amor no llega en orden.
Pero por otro lado ¿Quién va a querer leer el final de su propia novela?
– Yo no…
– Ni yo…
¿Qué nos queda?
Confiar en que conforme vamos creciendo podemos entender que los planes A, “honestly” a veces están chafísimas y nada que ver con nuestra esencia. Pero ¡Hónralos! Esos planes fueron creados con la materia prima con la que contabas en ese momento a esa edad… nada más.
Y ojo: no te culpes, te estás conociendo. Yo apenas me aprendí mi nombre y me sabría mis medidas de cintura y cadera si no variaran tanto cada fin de semana.
¿Qué otra cosa nos queda?
Entender que las personas de la sociedad secreta del sorprendente Plan B (o C, o Z) estamos padrísimas. ¿Quieres unirte al club? Se trata básicamente de dejar de querer que todos sigan el libreto de lo que tú tienes planeado y comenzar a participar con el universo.
En pocas palabras tienes que – como lo hiciste cuando estabas chiquito o chiquita – dejar de llorar para que tu mamá te pueda dar la paleta. En versión: deja de llorar porque tu Plan A se casó con alguien que según tú no quiere tanto como a ti o porque no ganaste esa oportunidad que según tú fue creada para ti y para nadie más en el universo. O por ene mil casos posibles en los que sentiste que se fue tu vida entera.
Y, ahora que quieres pertenecer a la sociedad secreta de los amantes del Plan B –ya no tan secreta –, te dejo nuestro manual de uso que viene siendo, más que nada, tres conceptos que intentamos practicar.
UN AMANTE DEL PLAN B TIENE TRES PUNTOS A TRABAJAR
NÚMERO UNO
Estar reconciliado – o en proceso de reconciliación – con lo que ya no fue. Creemos que en la vida las posibilidades siempre son infinitas y que uno como persona no se va a reinventar una vez sino las que sean necesarias porque somos personajes en constante evolución. ¡Kate! ¿Qué haces leyendo? Te dije que tú no.
NÚMERO DOS
Un amante del plan B sabe que su plan A tal vez “no funcionó” porque estaba mal planteado más que por el hecho de que el universo no deseara verte feliz. Ejemplo:
No puedes afirmar que fracasaste cuando no te casaste con el hombre o la mujer que amabas por el simple hecho de que no puedes someter a otra alma con planes personales a un plan grupal sin su consentimiento. Si no está contigo y sigue con vida, es porque entonces no quiere. Punto se acabó.
Así que en vez de emberrincharte en este punto piensa que así como esa persona tiene libertad ¡Tú también la tienes! Todos somos libres ¡Viva la librería!
Y queramos o no, para lograr entender mejor al mundo, debemos saber jugar sus reglas y el hecho de que nuestro vecino es tan libre de amar como nosotros es un mandamiento universal. No puedes“fracasar” ante el plan de no tenerlo contigo porque no es un plan justo haberlo planteado.
Y es que, hasta en los cuentos de Disney los conjuros del amor están prohibidos. Ahí tenemos a la Sirenita apostando voz y cola por la oportunidad de ser amada porque hasta esa peli roja sabe que nadie puede enamorarse a la fuerza. ¿Quedó claro? (Sí, está claro pero practicarlo es lo difícil.).
NÚMERO TRES
Un amante del Plan B sabe que el universo es sabio y el destino una trenza que se teje con nuestra voluntad e insistencia, el orden del cosmos y un toque de humanos a nuestro alrededor… y por eso nuestro lema es: Zeta, Zeta, Zeta ¡Al universo se le respeta!
Y esta es una parte que me ha costado mucho trabajo pero no venimos a hablar de mí. Es simple, necesitamos ver a nuestra vida desde una montaña más alta para entender que no entender nada a veces está bien, porque es parte del libreto estar confundidos.
Estar triste es un capítulo más pero al final de cuentas los amantes del Plan B sabemos que nos vamos moldeando de acuerdo a lo que nos pasa y que al final, si tenemos poquita visión, entenderemos que todo tiene un sentido al fin, y que no hubiéramos preferido que nuestra vida de otra manera. Porque vivir intensamente lleva la promesa de una misión cumplida y al final es lo único que cuenta y ese es el único plan que existe y el lugar que viniste a ocupar en el mundo, aunque lleve la letra que sea…